La mayoría de la gente que asiste a clases de qigong o taichi está interesada en su salud. Son personas conscientes de prácticas saludables y suelen preocuparse por su estilo de vida. A menudo, la razón por la que están interesadas se debe a problemas que arrastran. Articulaciones agarrotadas, dolores de espalda o estrés son temas recurrentes. Tales personas pueden, por supuesto, beneficiarse de la práctica del qigong o el taichi. Esto es fácil de entender.
Lo que no es tan evidente es que el qigong y el taichi son prácticas excelentes para la prevención. Uno de mis profesores solía decir: “la razón por la que hoy entrenamos es para mantenernos igual en 10 años”. Imagínate a ti mismo dentro de 10 años. Dependiendo de lo positivo o negativo que seas, puede que te veas con 10 años más de experiencia y un cuerpo sano y vigoroso, o como un desastre total. Creo en lo que dijo mi profesor. Creo que, con práctica constante, me veré en muy buenas condiciones dentro de 10 años, y dentro de otros 10 y otros 10...
Aunque el argumento de la prevención es difícil de discutir, en realidad muy pocas personas se ponen en marcha por su causa. La mayoría de nosotros no somos tan listos. Es la naturaleza humana: “esas cosas les pasan a otros”. Ahí me incluyo yo mismo. Las etapas más duras de mi vida han sido el revulsivo para intensificar mi práctica de qigong y taichi.
Como no creo que sea tan listo como para seguir un programa regular de entrenamiento basándome en el argumento de la prevención, y no quiero encontrarme hecho una calamidad dentro de 10 años, tengo que buscarme una excusa para entrenar. Para mi, la excusa es el deseo de profundizar en el arte, de llevar mi experiencia al siguiente estadio, de ajustar mis sensaciones internas, y desarrollar mi habilidad. Eso requiere que tengas un amor por el arte, que lo hagas porque realmente te resulta interesante y enriquecedor, no solo como una pastilla contra la enfermedad.
Para la mayoría de la gente, apuntarse a un curso de qigong o taichi es la excusa perfecta para buscar un huequecito en sus abarrotadas agendas. Da igual lo que sea para ti, pero búscate una excusa hoy y ponte a practicar de forma regular. ¿Quién sabe? Puede que dentro de 10 años sonrías a esa foto que te han hecho hoy.